30 de julio 2022

Sergio Banegas
Dirección Académica UTH
Campus Santa Bárbara

Ya hemos referido en blogs anteriores que la vida universitaria se asemeja mucho a una maratón. Esta modalidad deportiva difiere de otras disciplinas atléticas donde se requiere velocidad, como las carreras de cien o doscientos metros planos.

En el caso de una maratón no se trata de correr rápido sino de manera inteligente; se trata de encarar la carrera dosificando las energías, teniendo el conocimiento en que momento acelerar, en que momento gestionar fuerzas, y en general, conocer los tiempos adecuados.

Exactamente los mismos principios podemos aplicarlos en la vida universitaria: debemos identificar cuáles son nuestras fortalezas así como las oportunidades de mejora en nuestro comportamiento académico; todo ello con mayor razón en virtud de que estamos en la recta final de este periodo.

Estamos a tiempo de hacer ajustes, de asemejar en qué áreas precisamos enfoque, disciplina, un doble esfuerzo final. Quizá eso requiera noches de desvelo haciendo tareas, participando en foros, presentado informes, leyendo, y todo aquello que es nuestra responsabilidad áulica, pero al final seguro que valdrá la pena.

¿Es fácil? No. ¿Se alcanzará la meta sin esfuerzo? No. ¿Podré hacerlo tomando atajos? No. ¿Conlleva un sacrificio en el que deba dejar cosas a un lado? Probablemente. ¿Dejar por unos días las series de Netflix o Disney? Si.

¿Conectarme de manera comprometida en las clases con enfoque? Por supuesto que sí.

Toda gran meta no se alcanza de una vez, el éxito es la sucesión de pequeñas y diarias victorias que nos alientan y nos acercan a la bandera final. Hay muchos testigos observando y alentando, no renuncie, no tire la toalla, es el momento de esforzarnos para levantar las manos al final de la carrera.

Inicio de clases

18 de enero del 2021

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